El final llegó...
- Lorena Sánchez
- 12 nov 2018
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 13 nov 2018
Y bueno...esta es mi última bitácora del semestre.
El final llegó y la verdad es que no puedo evitar sentir algo de nostalgia frente a esto. Evidentemente, el final del semestre se presenta como un alivio o un descanso de la carga académica, pero también es el fin de algunas experiencias, de algunos momentos, de algunas historias, es el cierre de un ciclo que comenzó hace un par de meses y que con el paso del tiempo se aceleró y se pasó volando. Como les comenté en mis bitácoras anteriores, el tiempo, a mi modo de ver, cada vez va más rápido, es como si estuviéramos en un coche de carreras, en una competencia o tal vez en una lucha constante contra los segundos, los minutos y las horas.
He aquí un gran paréntesis: Pero creo que aquí radica el problema, los días no deberían ser considerados una carrera contra el tiempo o las personas, más bien, deberíamos aprovechar el momento, ver estos minutos aparentemente efímeros como si fuesen horas, no luchar contra el paso del tiempo, sino vivir la vida, disfrutarla y aprender de ella, solo de esta manera, podremos ver en cada segundo una oportunidad para llevar a cabo eso que nos hace felices, para salir de la rutina, para encontrar las cosas buenas y dejar de preocuparnos por lo que en realidad no vale la pena. Fin del paréntesis.
Recuerdo la primera clase como si hubiera sido ayer, el 23 de julio de este año, hace un par de meses, cuando me perdí buscando el salón 303 del 67, cuando me asomé con desconfianza a la puerta del salón buscando caras conocidas, cuando Cobos entró con sus gafas rectangulares, las primeras impresiones, los prejuicios y expectativas de la clase, la cara de sueño de algunos aún siendo el primer día después de unas largas vacaciones y claro, como olvidar mi primera bitácora.
Recuerdo que estaba muy emocionada por crear mi blog, por hacer mi propia página web y personalizarla, revisé detalladamente las plantillas y elegí la que más se acomodara a mis intereses. No se si se acuerden que en mi primer blog comenté que odiaba las bitácoras pero que estaba dispuesta a darles una tercera oportunidad. Ahora puedo decir que pasaron la prueba, que hacer una bitácora va más allá de registrar todo lo que hacemos en clase, requiere analizar, proponer, criticar, explorar, reflexionar y comprender, es un proceso que va más allá de lo superficial porque profundiza en los conocimientos, en lo aprendido, en las ideas, en nuestra comprensión.
Las bitácoras reflejan una parte de nosotros, una parte de nuestra forma de ser y pensar, las bitácoras me permitieron conocer un poco sobre mis compañeros e incluso conocer un poco más sobre mi, me ayudaron a organizar mis ideas, a ejercitar ese músculo de la escritura que hace un tiempo estaba dormido, a expresar mis opiniones y argumentos, a comunicar y a escribir no solo para mi sino para los demás. Debo admitir que encontrar las palabras indicadas para expresar mis pensamientos no siempre fue sencillo, de hecho en algunos casos se convirtió en un gran reto, que puedo decir, he logrado superar.
Además, también debo reconocer que muchas veces me bloqueaba, las palabras simplemente no fluían y entendí que esto me pasaba porque consideraba las bitácoras como una obligación y no como algo que hiciera por iniciativa, así que decidí cambiar el chip e intenté realizar las bitácoras porque en realidad quería hacerlas, porque en realidad quería comunicar y encontraba la inspiración en donde menos lo esperaba, dejaba fluir las ideas y comenzaba a redactar.
Las semanas fueron pasando y el ambiente fue cambiando, en el camino conocí a algunas personas que me sacaron más de una sonrisa, escuché las historias de mis compañeros y del profesor, aprendí de forma dinámica y diferente sobre el manual APA, la historia de Internet, las normas ortográficas, la importancia de la publicación, porque como afirmaba Cobos, “tener una idea no es más importante que publicarla”. Además, debo resaltar que la enseñanza por medio de juegos, de los Kahoot y los Quizizz, del conductismo, de tutoriales, de historias y experiencias es más efectiva que una clase teórica en la que solo debemos memorizar, pues de esta manera aprendemos para la vida y no solo para el momento.
Pero más allá de entender cómo citar y referenciar, qué es una calavera o un río, la diferencia entre información y conocimiento y los tipos de plagio, lo que me llevo son enseñanzas e historias. Son los consejos que durante la clase Cobos y mis compañeros nos compartieron (como no mezclar ron con Coca-Cola y que los trabajos en grupo son responsabilidad de todos), las recomendaciones (por ejemplo, ahora siempre mando correos saludando, agradeciendo y firmando), las historias que recalcaban la importancia de no plagiar, de la originalidad, de construir relaciones con las personas que están a nuestro alrededor, de ser responsables con el uso de las redes sociales porque como decía Cobos, somos lo que publicamos, somos la información que consumimos.
Si ustedes me preguntan si fui la mejor estudiante, pues no, no lo fui, tampoco fui la más aplicada, pero por lo menos lo intenté. No cumplí con la meta de asistencia perfecta, de hecho, debo excusarme por haber faltado a algunas clases, por no siempre tener la mejor actitud, por no haber entregado la bitácora de la clase pasada a tiempo, por dejarme ganar por el sueño en algunas ocasiones, por las veces en que me distraje y no puse atención por estar hablando, por estar con el celular, con el computador o simplemente por andar pensando en el punto de la pared o en la luz del techo.
Pero también, debo reconocer que me esforcé, que de verdad dediqué tiempo para hacer las bitácoras y los vídeos, porque me esmeré para que quedaran bien, para que pudieran ser leídos por alguien más o para que el contenido fuera útil para los demás e incluso para mi en un futuro. Porque a pesar del sueño y del cansancio intenté ir a la mayoría de clases, participar y prestar un poco de atención, porque fueron más las veces que llegué con una actitud positiva con ganas de aprender o de ganar un Kahoot, porque intenté aprender para la vida y no solo para el momento.
Ahora solo me queda agradecer, la verdad no me arrepiento de haber metido esta clase y sin duda la recomendaría. Gracias a mis compañeros por hacer que la clase fuera agradable y enriquecedora y gracias a Cobos por su paciencia, por su tiempo, por sus consejos y sus historias, por compartirnos sus experiencias y por leer mis bitácoras, que muchas veces fueron extensas.
Finalmente, pueda que esta sea la última bitácora del semestre, pero no va a ser la última bitácora que haré. Tal vez vuelva a escribir en vacaciones, el otro año, en dos, cinco o diez años, pero estoy segura que algún día volveré a este blog a escribir una entrada más.
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